jueves, 26 de enero de 2012

Crítica editorial

Novela de vampiros con una apasionante historia de amor y grandes dosis de suspense, con variedad de personajes secundarios, cada uno de los cuales con una personalidad definida que da vigor y consistencia a la narración, la cual, aunque posee mucho puntos comunes con otras del género (los poderes típicos del vampiro, el toque medieval y gótico, la sangre…) posee asimismo originalidad y modernidad, con elementos imaginativos que dotan a este Drácula de un punto actual y urbano. Se ven las relaciones entre chicos y chicas, aunque algunos tienen miles de años, siempre conservan ese aspecto juvenil, tocando problemas sociales como los celos, el maltrato la manipulación, etc.…
 
Es una historia que presenta un ensamblaje elaborado, con precisión de detalles que van casando a medida que la novela avanza, acrecentando poco a poco el interés en un in crescendo llevado con buen pulso narrativo, e inteligentemente dosificado. Ese paralelismo inicial con el rey Herodes, la orden de Siennan de matar a todas las niñas para deshacerse de la elegida configura un armazón, posteriormente hilvanado con soltura, en un lenguaje dinámico, lleno de diálogos que dan fluidez y sal, ya que son expuestos con los matices de seducción y coqueteo entre los personajes, adecuado para sus caracteres, y que son un acierto, ya que mantienen el interés del lector en ese toma y daca y continuo, con discusiones con chispa, electricidad en los equívocos, en un desbordamiento de pasión, sabrosos y encendidos, sin que falte la emoción y el suspense por lo que puede acontecer, con un continuo parecer y desaparecer de los personajes tales como Brian, Pat, Veraisa. 
 
La alternancia de escenarios le da vivacidad y frescura, con momentos vibrantes como cuando Evelyn es llevada por Víctor al escondite de los vampiros y ve con sus propios ojos a que se dedican. Las luchas intestinas entre los propios ancestros que no pueden cambiar su modo de actuar. Todos poseen un carácter marcado, subrepticios, seductores… Y tratan asimismo, de escapar del destino, tratando de leer en los acontecimientos y haciendo todo lo posible para cambiarlos.
 
No le falta tampoco sentido del humor, y se observa un continuo deseo de desmitificación del personaje, dándole un toque esencialmente humano. Muy imaginativo, el momento en que Drácula, lleva unas películas sobre sí mismo para verlas con Evelyn, y ésta describe al personaje: es peligroso, romántico, sensual, rico… y lo tiene allí mismo sin saberlo.
 

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